PASAJEROS ENTRÁNSITO Panamá, 1973
Prólogo por Ester María Osses Sin temor a errar afirmamos que este libro no solamente supera los poemarios anteriores de la autora, Elsie Alvarado de Ricord, sino que sobrepasa todas las fronteras posibles de la lírica actual . Es, junto con Diminuto país de grandes crímenes, de Orestes Nieto, el libro más importante de la poesía panameña en los últimos tres años, y único en su clase al lado de la más reciente y alta poesía del continente. Digo en su clase porque no se le puede incluir dentro de la corriente más acentuada ahora mismo en esta parte del planeta, o sea la de la poesía social, encasillando bajo tal rubro la poesía política (Cardenal), la poesía mito (Ramón Palomares, Luis Alberto Crespo) la poesía militancia (Otto René Castillo) etc, etc. No ha hecho fortuna, y esperamos que no prospere, la poesía experimental (Clemente Padín, en Argentina) justificable allá donde la única expresión no prohibida es la comunicación por señas. En realidad no debiera aparecer una al lado de la otra la obra de Orestes y la de Elsie. La primera es frontalmente comprometida, es poesía política con todos sus riesgos, los estéticos y los otros . La segunda, arranca, sí, de las más profundas raíces sociales, es rica en connotaciones sobre la alienación, la captura dolorosa del hombre por los objetos, por las convenciones, por el sistema, pero solamente contiene dos poesías de contenido socio-político, aunque suficientes para comprometerse:"Elsoldado anónimo; "Como manda /a ley. 153
Sin embargo, cuando digo que es un libro extraordinario es porque el fenómeno que aquí presenciamos es en sí excepcional. Siempre se tuvo por cierto que la Academia, el rigor investigativo, es ajeno a una obra poética donde la pasión, emoción y belleza inherente al arte puedan caber. Conocida es la condición a la que llegó la poesía en el siglo de los filósofos y académicos, llamado "de las luces". De Andrés, para solo citar un nombre de transición, se dice que su preocupación por la gramática, por la perfección del idioma, es la causa de la correcta, intachable frialdad de su poesía. En Pasajeros en tránsito, en cambio, obra de una mujer de rigurosa disciplina, académica, investigadora, docente, la poesía alcanza su más vibrante y apasionado tono. Y es que ha ocurrido lo insólito. El largo y desvelado bregar en campos tan austeros como la fonética y la lingüística, lejos de endurecer sus arterias, de obstruir los cauces de la creación, la ha llevado a la posesión consanguínea de los secretos más hondos del lenguaje, de los resortes más poderosos de la creación poética. Nos ha producido a veces cierta inquietud parecida a un sentimiento de culpabilidad el ver que la poesía marcha por un lado y el mundo por otro. ¿En qué sentido? Avanza la astronáutica, la cibernética, el enemigo fabrica nuevas armas de destrucción y las bautiza con metáforas poéticas, la medicina descubre nuevos males y nuevos remedios, el descubrimiento y la investigación del cosmos exigen nuevos nombres. Nada de esto ha sido recogido en la poesía; el poeta permanece ajeno a ese nuevo lenguaje. 154
En Pasajeros en tránsito nos encontramos por primera vez con la captación de algo de palabra nueva y actuante. Pero no es cuestión de usar giros y palabras así porque sí, porque hay que usarlas. Es el hecho de atraparlas allí mismo en su origen y llevarlas a su máxima tensión significativa. ¿El cómo? Lanzarse intrépidamente a lo más hondo, a la profundidad inexplorada. Lo malo es que no hay recetas, no hay preceptos, no hay caminos trazados. Quizás la fórmula sea esto: el estudio, la investigación, la vida. Y una cosa. El talento. Es lo que hace de Pasajeros en tránsito una obra poética del más alto vuelo. Tomamos al azar de una y otra página, palabras como orbitar, etiqueta, luz verde, ascensores, boleto, aduana, censura, cables de alta tensión, lanzamiento, piezas de repuesto, es parte del vocabulario usual en aeropuertos y aviones, aquí convertido en materia poética. "Amar ausente es orbitar la vida/ desde las alas frías de la muerte". "Sólo el mar dio luz verde a nuestros pasos/ entrelazados amorosamente". "Pasajeros en tránsito, la vida/ anuncia la salida de su vuelo/ sin boletos, ni aduana, ni censura". "Cables de alta tensión me llevan a tu sueño/ y a volumen muy bajo tu aliento me acaricia.". "Cuando la cinta se termina/ aquí este llora, allá otros cantan/ porque no hay piezas de repuesto/ para volver a las andadas". Lo que hemos dicho acerca del lenguaje nuevo, es solo uno de los aspectos por donde se puede entrar en esta obra. Es una poesía de amor y dolor que apunta en el blanco con certero pulso. 155
La poetisa cumple erguida y serena su compromiso literario con la historia, en los poemas "Como manda la ley' y "Todos subimos al avión" cuya lectura abre inquietas y graves interrogantes. Maneja la escritora todas las formas de la poesía que sabe poner al servicio de su emoción poética y vital. Sin que falte la connotación humorística y a veces una aguda ironía, todo dentro de un total dominio de sí misma y de sus instrumentos de creación. * Artículo de Ester María Osses, que fue publicado con posterioridad a la edición del libro y que ahora se incluye como prólogo. 156
Amor ausente Siempre estás más allá, como el mañana. Procurando abreviar la espera mía, amanezco mil veces cada día y echo a volar el cielo en la ventana. Para encender una esperanza vana, para aromar de músicas la vía y constelar la soledad vacía le basta al hombre con su sed humana. Sin embargo en las horas en que el mundo muere de sombra, y el clamor suicida golpea el corazón con mano fuerte, gimen los peces en el mar profundo. Amar ausente es orbitar la vida desde las alas frías de la muerte. 157
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