El_Ahogado

INTRODUCCION Noche oscura, con fuerte viento del sur. Acaban de dar las once, pero ya las calles de Bocas del Toro están desiertas. Un grupo de perros vagabundos aúlla histéricamente su miedo al cíelo tenebroso. Rafael viene de regreso. El viento le ciñe la ropa al cuerpo. En la boca, un cigarrillo le ilumina intermitentemente el rostro pensativo. Tiene una mano metida en el bolsillo; con la otra se acaricia el pelo negro cortado casi a rape. Apenas cuenta diecisiete años de edad, es poeta y se deja penetrar por el misterio de la noche, por los presagios que azuzan a los perros, por el soplo cardíaco del océano que, unos metros más allá, vigila al pueblo echado a sus píes como un perro enorme, negro y celoso. Ni una lucecita en el cíelo, ¡Dios mío!, ni una estrella ; a este paso se quedará sola la tierra. ¿Cuál es el origen entonces de esta felicidad? La tierra sola en el espacio una pelota agujereada que rueda ciegamente y rueda y rueda sin objeto y sin meta y rueda y rueda solitaria ceñida por una levísima gasa de oxígeno que se acaba y se acaba y acabará en las fauces del perro la pelota la pelota Juega con las sílabas sin sentido Rafaelito trisca trinos Trinidad trina tiros tira trinos. La noche todo lo permite. Se diría que la nostalgia ha tocado fondo; que las sombras van a devolverle el paraíso perdido de su infancia con sus callejones húmedos y retorcidos, sus tambos plagados de misterios i•el patio de las revelaciones. Se detiene debajo de un farol y, apoyando el píe izquierdo VII

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